Publicado el Deja un comentario

¿Puede un auténtico Homo detestar el humus?

Parece que la tierra, la naturaleza o la vida no están de moda, ni de plena actualidad. Pero ¿pueden perder su importancia? Pues claro que no, aunque quizás la tecnología bidimensional que desde pequeños nos induce a percibir el mundo en 2 dimensiones y sin muchas posibilidades táctiles, gustativas ni olfativas tenga mucho que ver en todo esto. Y sin duda también un modernismo rancio que huye de la tierra como quien huye del demonio.

Nosotros en Biovalle tuvimos la fortuna de nacer en otra época, con pocas posibilidades de videojuegos y televisores, y sin móviles, tablets y otros inventos similares en nuestras manos. Lo más apasionante era desayunar, comer o merendar, y salir a jugar a la huerta y sus alrededores con los primos y primas. Ensuciarnos, mancharnos, jugar en la tierra, y acabar en la bañera cada noche de verano embadurnados en una capa de polvo, que nos protegía del horno cordobés de agosto más que cualquier crema actual con factor de protección 100, era nuestra deseada rutina diaria.

Hoy día es casi imposible acceder a espacios de pura tierra en el interior de las ciudades, e incluso de los pueblos, por pequeños que sean. Se considera un atraso el que haya calles sin asfaltar, jardines sin adoquinar y plazas sin plastificar para que los niños no se lastimen. Pero entonces, ¿qué lugares quedan dentro de un espacio urbano para la tierra y el contacto humano con ella? En algunos casos los parterres y macetas, y en otros ni eso.

Incluso en las zonas rurales, los gobernantes y ciudadanos detestan algo de tierra o barro en sus calles. ¡Mancha, y hasta da sensación de atraso! Y además los perros y gatos depositan sus excrementos en ella…

Alcorque de un árbol en una ciudad cualquiera. Nada de tierra al descubierto y material artificial hasta el mismo tronco. ¡Peligro tierra!

Hoy los niños no tienen espacios para callejear sin miedo, para retozar en la tierra y saltar en el barro, para mancharse y volver a mancharse en las calles, para experimentar entre árboles y arbustos, o entre los cultivos colindantes.

La tierra además parece ser peligrosa, en ella se esconden millones de microorganismos que pueden poner en peligro la vida. ¡Está muy sucia!

Pero los que crecimos en la tierra nunca la percibimos como sucia, ni como algo de épocas pasadas, ni por supuesto peligrosa. Los miles de millones de microorganismos que se pueden encontrar en 1 solo gramo de tierra, son aliados que permiten su fertilidad, además de poner nuestro sistema inmune a punto. ¿O acaso los agricultores, ganaderos, cazadores, recolectores y otros profesionales que faenan diariamente con la tierra enferman por entrar en contacto con la misma?

Más bien parece lo contrario, que la falta de contacto con la tierra desde la más tierna infancia nos deja más débiles y propensos a alergias, intolerancias y otras cuestiones que quizás estén relacionadas con la falta de puesta a punto y actualización de unos sistemas inmunes en crecimiento y organización, que necesitan experiencias reales con los 5 sentidos y en 3 dimensiones.

La modernidad parece que lleva también implícito que el sector primario disminuya constantemente, con cada vez menos gente dedicándose al mismo en todo el mundo y por supuesto en España, dónde alrededor de un 4% de los empleos totales en la actualidad se dan en la agricultura (https://datos.bancomundial.org/indicador/SL.AGR.EMPL.ZS?end=2018&locations=ES&start=1991&view=chart) mientras que en 1950 los empleos agrarios eran casi el 50% del total de empleos.

En Naranjas Ecológicas Biovalle desbrozamos la hierba que crece entre nuestros cítricos, que se transformará lentamente en materia orgánica en nuestros suelos sin labrar. La agricultura ecológica genera más empleo que la agricultura convencional, si de verdad se hace agricultura ecológica.

Esto conlleva que la agricultura se haya convertido más en una maldición que en una forma de ganarse la vida para mucha gente que ve como esta no goza de prestigio social, ni político ni económico. ¿Quién quiere dedicarse al campo como profesión de futuro en la actualidad? Si consultamos la XV Encuesta ADECCO ¿QUÉ QUIERES SER DE MAYOR?, recientemente publicada (https://www.adeccogroup.es/wp-content/uploads/2019/08/XV-Encuesta-Adecco-Que%CC%81-quieres-ser-de-mayor.pdf) vemos que los peques quieren ser de todo lo que tienen buenos referentes en la actualidad, que coincide en muchos casos con los perfiles de profesionales que más minutos reciben en la tele, o en internet, las noticias, las diferentes publicaciones y las redes sociales, las películas o las series. De ahí que quieran ser incluso youtuber, pero ni por asomo agricultores o agricultoras. ¿Qué referentes agrarios tiene un niño o niña en la actualidad? Y todavía si viven en pueblos pequeños con clara vocación agraria, es posible que exista en ellos también dicha ilusión, pero incluso en los pueblos medianos, la ruralidad ha sido prácticamente expulsada de los mismos y de sus centros de decisiones.

Parece que producir comida no es algo muy moderno ni deseable para niños, jóvenes y adultos. Y quizás tampoco para buena parte de la sociedad, los empresarios y los políticos. Nos desentendemos en general de los procesos de producción de alimentos, y luego nos comemos cualquier cosa que nos digan que es comida, a pesar de que venga envuelta en no sé cuántos plásticos y haya que leer dos párrafos de ingredientes.

Es una pena que un sector tan necesario y que tanto puede hacer aún, no goce del predicamento que otros sectores o actividades si tienen. Quizás la pérdida cultural y de identidad que se ha producido en las últimas décadas ha propiciado esta situación. Los agricultores ya ni siquiera saben gestionar sus campos sin la ayuda de peritos, técnicos, ingenieros e insumos químicos o biotecnológicos de todo tipo.

Es cierto que así ni a nosotros nos gustaría dedicarnos al campo, a no ser que fuese sólo por una opción meramente económica, si es que se ganase muchísimo dinero, claro.

Curso sobre suelos en Subbética Ecológica, impartido por Noelia Rodríguez de Vega Torralba Bio.

La buena noticia es que el sector ecológico de pequeñ@s productor@s, donde encontramos gente vocacional e ilusionada, es un sector que se está desarrollando a buena velocidad, y que vienen generaciones que apuestan por una nueva forma de producción y de vida que es antigua, y que permite relaciones sociales, ambientales, de salud y económicas mejores para todos, si se trabaja en canales cortos y de forma honesta. Y que también permite un empoderamiento personal y colectivo, y a la vez crea una rica cultura que se transmite de nuevo de generación en generación, a través de la experiencia y el diálogo.

En Naranjas Ecológicas Biovalle estamos muy contentos de trabajar en red con otros agricultores, clientes, grupos, asociaciones, tiendas, cooperativas y colectivos de todo tipo y de tocar cada día la tierra que nos da de comer, la salud y la vida.

Nos gusta recordar a diario, mientras trabajamos en nuestros cítricos ecológicos, que los seres humanos procedemos de la tierra y que hasta en el nombre la llevamos: etimológicamente hablando un hombre (homo) es el que sale del suelo (humus) (https://www.delcastellano.com/etimologia-hombre/), por lo que renunciar a la tierra y al humus no es más que una forma de renunciar a ser auténticamente humanos.

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *