En este día de todos los santos, y después de la noche de Halloween, ningún tema mejor para desarrollar que el tema de los… INJERTOS. ¡Que quería yo hablarles de injertos! (en “Amanece que no es poco” sería de Dostoievski)
En Naranjas Ecológicas Biovalle llevamos haciéndolos toda la vida, y en el campo andaluz ni digamos. Parece que en China ya se practicaba en el siglo I a.C., y que en la Gracia Clásica era común. Los romanos utilizaron con asiduidad el injerto, pero fueron los árabes en Al Andalus quienes utilizaron y desarrollaron profusamente esta técnica.
En la actualidad se utiliza tanto con especies de árboles, como de arbustos y otras plantas. Mucho tiempo ha pasado desde los inicios del descubrimiento del injerto, y para el mundo agrario sigue siendo una técnica innovadora, aunque para muchos la innovación sólo sea algo de ahora mismo, y por supuesto patentable. Ahí radica la grandeza del injerto que nos legaron las culturas agrarias precedentes, es una donación, sin necesidad de pagar royalties, ni canon alguno ni nada de nada. Sabiduría popular al servicio de todos. Para saber más sobre los injertos puedes acceder a este maravilloso “TRATADO DEL INJERTO” online: https://www.juntadeandalucia.es/opencms/opencms/system/bodies/contenidos/publicaciones/pubcap/2007/pubcap_2021/Tratado_del_Injerto_interior_-_BAJA_RESOLUCION.pdf
Algo así como el software libre, para que los menos duchos en la cultura agraria puedan entenderlo. Vamos que el injerto, la azada, y otros útiles, herramientas y técnicas ancestrales son una especie de sistema Linux pero de toda la vida, puestos a prueba en comunidad y demostrando durante siglos su utilidad. Habrá que ver qué esperanza de vida tiene el software que se crea en la actualidad, porque estamos seguros que dentro de siglos el injerto seguirá existiendo, y la azada, pero difícilmente lo hagan los sistemas operativos actuales que se actualizan cada poco tiempo, cuando no surge uno nuevo que da al traste con los anteriores.
En realidad, cuando la mayoría de la gente piensa en un injerto lo hace de forma más menos apropiada. No piensan en un injerto vegetal, sino que lo hacen más en un injerto de piel, o en uno capilar. Es decir en trasponer e implantar un trozo de tejido de una parte del cuerpo en otra. Puede incluso ser tejido de otro cuerpo diferente. Porque injertar al fin y al cabo significa eso, insertar.
De esta forma al pensar en el injerto, muchos están pensando en una operación como de ciencia ficción, de crear un ser diferente, e incluso monstruoso. Un Frankenstein moderno, muy propio para una noche llena de terror como la de los Santos, convertida ahora en fiesta de Hallowen. Y en realidad el injerto es un poco así, es una técnica agrícola y creativa a la vez, con la que se pueden crear quimeras vegetales (las quimeras animales del mundo mitológico nunca han existido), seres producto de la mezcla de varios seres.
También hay personas que nos cuentan que el injerto es una mezcla de varias cosas. A nuestro stand de Naranjas Ecológicas Biovalle han llegado muchas personas, por lo que no nos sorprende ya, a decirnos que las naranjas sanguinas que vendíamos eran un injerto de granadas con naranjas. Incluso después de nuestras explicaciones ellos seguían diciéndonos que no era otra variedad de naranjas, que estaban seguros que era un injerto de granada y naranja. Para estas personas, injerto significa sencillamente híbrido, mezcla de dos especies diferentes para crear una nueva.
Pero qué es realmente el injerto. Pues ni más ni menos que una técnica que permite unir materiales vegetales de especies diferentes con varias finalidades: conservar la variedad seleccionada en el tiempo (ya que la semilla no dará lugar a organismos exactamente iguales a los progenitores) a través de clones idénticos, adelantar la fructificación, mejorar la resistencia de los vegetales a determinadas condiciones, acelerar y anticipar la maduración de los frutos, o simplemente cambiar la especie de frutal que estamos cultivando sin cortar el árbol que anteriormente estaba sembrado.
A este cambio de variedades es al que más nos dedicamos en Biovalle con nuestras naranjas biológicas y los demás cítricos ecológicos. Se necesitan yemas (un trozo de tejido con la capacidad de crecer y dar lugar a nuevas ramas) de la nueva variedad de frutal que queramos cultivar para, con una incisión (hay diferentes modalidades de injertos) en la corteza de la planta receptora, poder “insertar” dicho tejido con yemas en la abertura practicada en la corteza de la variedad que queremos modificar. Después de esta operación, se sella el lugar del injerto y se aprieta con unas gomas especiales o con cuerda para que se cierren las heridas y para que el nuevo tejido con sus yemas quede en contacto con los tejidos y la savia del árbol injertado, que se encargarán de alimentar a este tejido nuevo para que crezca y de lugar al nuevo frutal. En nuestros cítricos orgánicos nosotros lo hacemos continuamente para modificar naranjos a limoneros, limeros, mandarinos o pomelos.
En esto del injerto, como en todo lo referente el mundo agrícola, si el injerto lo hace un campesino viene a no tener importancia ninguna, o simplemente a considerarse una operación mecánica, repetitiva, y por supuesto sin mayor interés, pero si a alguien del mundo del arte se le ocurre hacer un injerto o varios… Entonces se convierte en algo sublime, en una expresión de arte de primera magnitud, en una obra original, redonda y acabada, como este “árbol de las 40 frutas” de Sam Van Aken: https://www.muyinteresante.es/naturaleza/articulo/un-arbol-que-da-40-tipos-de-frutas-911511953240 . Una falta más de respeto, o simplemente una falta de visión global de nuestra sociedad hacia el mundo rural y agrario del que es heredera y dependiente.
En un mes, cuando estén ya bien maduras y deliciosas, desde Biovalle podrás recibir en casa las primeras naranjas ecológicas de la temporada, así como otros cítricos ecológicos recién recolectados: limones, limas, pomelos, mandarinas… Y cuando los degustes, no olvides que su origen es un poco monstruoso y espeluznante, pero muy sano, tradicional y ecológico.